El fulgor del plenilunio se quebraba en los muros de la casa donde toda la familia rendida por el sueño reposaba.A Lucas ,el pequeño niño, la medianoche menguadora del tedio le secundaba insospechadas quimeras.Era sin ninguna duda su hora preferida.Inimaginable lo que había aprendido hacer solito en las madrugadas... él en un estado entre dormido y despierto tenía el poder de escaparse de su cuerpo y explorar embelesado las cambiantes primaveras de Júpiter.La noche, nodriza de su aventura ,lo acompañaba de vuelta soplándole la espalda.Siempre regresaba a casa poco antes de la aurora ,con alucinantes imágenes de amigables héroes de la antigua Grecia ,con los colores de singulares crisantemos en las pupilas y con su cuerpo completamente empapado de ángeles.
martes, 13 de octubre de 2009
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Quiero estar empapado de angeles. Que hermoso Carlos.
ResponderEliminarmuy bueno, felicitaciones carlos
ResponderEliminarLuis...si te los imaginas rodeandote ellos solidarios aparecen.
ResponderEliminarMuchas Gracias ANNAZZTAZIA!
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