El hombre trepando escaleras blancas de caracol seguía al revoltoso duende que dejaba tras su paso brillantes esquelas escritas con tinta de plata.Cuando casi fué atrapado el esquívo enanito se deslizó veloz y escurridiso por el pasamanos de lapizlázuli. Más arriba, en lo que simulaban peldaños que llevan a la bóveda celeste que forma el cielo, el azorado hombre de temblorosas manos leyó un recado del gnomo: "...Tonto!...La imaginación no debe asustarte a morir, sino más bien inspirarte a vivir..."
viernes, 9 de octubre de 2009
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Lindisimo!
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