Tres arpías afilaban sus garras sobre el hierro de la espada de un principe caído.Henchidas de odio y camufladas en medio de lánguidas hojas aguzaban el olfato listo a señalarles la ruta a seguir.La más pérfida miró al otro lado,las otras dos la secundaron arrolladas en su invulnerable fetidez...allá lejos, donde los almendros en flor tres niños correteaban boyantes de alegria bajo el cobijo de una generosa primavera. Las tres fieras respiraron al unísono ,afilando los aguijoneados ojos y escupiendo un coro de agonías,sin saber que el otoño donde se esconden no tiene partida, inadvertidas que la tortura del hambre las burlaba con portentosos espejismos que precedían sus atribuladas muertes.
lunes, 12 de octubre de 2009
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muy bueno tu bloger carlos,te felicito,que tengas muchas visitas,y tu cuentos muy interesantes.....................
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