La jirafa, al ver al hombre altísimo y pelirrojo, cuyas pecas semejaban su piel de rompecabezas naranja quedó prendada de aquel "especimen" visitante del safari. Contando los dias en cada hierba que encontraba ,sumaban un siglo desde que no le veía; su cuello creció en proporciones agigantadas para mirar por encima de los arboles y aún entre las ventanas de las casas que circundaban para encontrar aquel hombre.Solitaria y con la paciencia de una montaña escogía entre las hojas las más verdes para hacerle una corona.Pero el hombre, el pelirrojo, nunca volvió.Un dia, de esos dias donde el sol se esconde más temprano, pesarosa y con todo el silencio abrazado en el cuello, hundió su cabeza en una nube para olvidar que fué olvidada.
viernes, 20 de noviembre de 2009
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Maravilloso relato.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un saludo,
Eusebio.
Me gustó mucho este pequeño relato. Tiene encanto y a tí te sobra imaginación. Me llamo Chitina Taboada Pardo y te encontré por medio de un mensaje en Facebook. Me alegro de haber venido y si me lo permites, volveré.
ResponderEliminarUn saludo
Me encanta! este relato de la jirafa y las fotos que acompañas en tus relatos son una pasada.
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