
El efebo, escapado de palacio, huyendo del malvado rey se detuvo a la orilla del antiguo lago.Era crease o no,la primera vez que tan de cerca le miraba. Lejos del peligro y con la noche cargada en la espalda, contempló maravillado una redonda refulgencia que sobre el agua reverberaba; enfatuado por aquel circulo de diminutas centellas se sumergió entre el liquido purpúreo para atrapar el fulgor que allí flotaba,pero el reflejo ,flor de luces que le enamoraba los ojos se alejaba más y más. Ignoraba la inocencia del desprevenido efebo, que el esquivo brillo que perseguía era el pérfido rey, que bajo un hechizo de magia negra se había transfigurado en traicionera y plateada luna reflejada en el agua, pues juró que antes de perderlo, prefería verlo despojado de la vida bajo el torbellino púrpura de aquel cómplice lago.